EE UU

Los demócratas empiezan a moverse para frenar a Trump

Biden, Sanders y Ocasio-Cortez intentan capitalizar el descontento social tras los aranceles y los recortes de los republicanos

Former U.S. President Joe Biden speaks at the Advocates, Former U.S. President Joe Biden speaks at the Advocates, Counselors, and Representatives for the Disabled conference in Chicago, Tuesday, April 15, 2025. (AP Photo/Nam Y. Huh)
Biden ChicagoASSOCIATED PRESSAgencia AP

El expresidente estadounidense Joe Biden ha regresado a la vida pública después de casi tres meses en la sombra. Lo ha hecho desde Chicago, en una conferencia sobre los derechos de las personas con discapacidad, donde ha aprovechado para ir contra su sucesor, Donald Trump. Acusa al republicano de haber «destrozado» el sistema de seguridad social que hoy en día cubre a alrededor de 67 millones de estadounidenses, sobre todo personas mayores. Donald Trump y su brazo ejecutor de recortes, Elon Musk, quieren despedir a gran parte del personal por exceso de gasto, pero Biden, a sus 82 años, insistió en que la seguridad social es una «promesa sagrada» que no puede desaparecer.

El demócrata ha decidido reaparecer justo cuando están a punto de cumplirse los «cien primeros días» de gobierno de Trump. Según fuentes de su entorno, se trató de una conferencia pagada y se espera que lleguen más en el futuro.

En un tímido ataque contra Trump –no llegó a mencionar su nombre–, Biden aseguró que, en un breve período de tiempo, «esta nueva administración ha causado tanto daño y tanta destrucción. Es realmente impresionante». No habló de su abrupta salida de Washington, ni de sus planes de futuro para ayudar a un partido que no parece remontar para hacer frente al huracán «trumpiano».

Los demócratas siguen sin dar un golpe fuerte encima de la mesa, pero poco a poco se empiezan a escuchar algunas voces en momentos puntuales contra el Gobierno, como la defensa que esta semana hizo el expresidente Barack Obama de la Universidad de Harvard, el nuevo objetivo universitario de Trump. «Harvard ha dado ejemplo a otras instituciones de educación superior: ha rechazado el intento ilegal y torpe de sofocar la libertad académica, al tiempo que ha tomado medidas concretas para garantizar que todos los estudiantes puedan beneficiarse de un entorno de investigación intelectual, debate riguroso y respeto mutuo», publicó el exmandatario en las redes sociales.

También está tomando cada vez más fuerza la gira que está haciendo Bernie Sanders desde el pasado febrero y que este fin de semana le llevaba a California. El senador por Vermont apareció en plena celebración del festival de «Coachella» para cautivar al público joven, un valor fundamental si quiere poder recuperar el apoyo de los votantes de cara a las elecciones de medio término en 2026.

Fue especialmente llamativo su poder de convocatoria en Salt Lake City, en Utah, uno de los estados más conservadores del país. Allí muchos vecinos que asistieron al evento aseguraban estar sorprendidos de la cantidad de gente que el senador, de 83 años, había conseguido reunir junto a su compañera de partido Alexandria Ocasio-Cortez, la representante por Nueva York, que tiene un buen tirón entre el público más joven. Ambos llenaron un estadio de baloncesto con capacidad para 15.000 personas, muchos de los asistentes incluso se quedaron viendo el evento desde fuera del espacio. «Los demócratas tiene que tomar una decisión fundamental», aseguró Sanders a medios estadounidenses tras su multitudinario mitin. Sanders es consciente de las acusaciones contra su partido de estar desconectados de la realidad social y política que vive el país. Además, los demócratas siguen sin tener un líder fuerte que los dirija, capaz de enfrentarse a Trump. Carecen de un mensaje claro y transmiten las mismas divisiones que hay dentro de su partido.

Es cierto que hay nombres encima de la mesa como el gobernador de California, Gavin Newsom, el ex secretario de Transporte Pete Buttigieg, o la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, pero ni ellos dan un paso adelante ni recogen el testigo, ni en el partido cierran filas en torno a alguno.

Descartada parece estar la candidata presidencial demócrata que se batió en duelo contra Trump, Kamala Harris. Su negativa inicial a conceder entrevistas no ha ayudado a reforzar su imagen, y, con más inri, las que concedió más tarde carecían de fuerza suficiente para explicar, convencer o engatusar a los demócratas más desencantados con Trump. Hay miembros del partido demócrata que opinan que ha llegado el momento de traer nuevas caras, un «outsider» de la política. O, quizá, una figura similar a la de Trump, que no haya crecido en los pasillos políticos de Washington porque la ciudadanía ha dejado de creer en sus partidos. Aunque otros entienden que una decisión así complicaría el camino para figuras clave del establishment como Buttigieg o Newsom. Así las cosas, parece que los demócratas empiezan a despertar de ese letargo que le mantenía impasibles ante las decisiones radicales del republicano en contra del libre comercio, de los derechos humanos y la libertad de expresión y conocimiento en las Universidades